martes, 22 de diciembre de 2015

The Caine Mutiny (El motín del Caine)

The Caine Mutiny (ver trailer)

Liderazgo - Comunicación - Equipos Humanos 

Estados Unidos (1954) Dir: Edward Dymytryk Protag: Humphrey Bogart, José Ferrer, Van Johnson, Fred MacMurray, Robert Francis

Si bien es una película bélica, el relato es durante la Segunda Guerra Mundial, es atípica. En ningún momento vemos un enemigo, sólo unas explosiones a distancia. Tampoco es claro en que acciones de combate participa el barco. El foco se encuentra dentro de las paredes del navío, en el comportamiento de su tripulación y en sus reacciones ante una situación de crisis. Qué pasa si en una estructura jerárquica como es un barco de guerra los subordinados se rebelan y deciden que su líder no es tal.  Y es una oportunidad también, y no es un motivo menor, para ver a Humphrey Bogart, haciendo una magistral interpretación del capitán Queeg.

El Caine no es de lejos la joya de la Marina. Es un buque en no muy buenas condiciones y de dudosa utilidad en batalla. Los oficiales del barco viven su estancia como un castigo. La disciplina es un bien escaso. No hay orgullo ni palabras de afecto hacia el Caine. Es vivido como un osario flotante. Un lugar donde el único sentido es salir. Pues la guerra no está en ese cascarón. La guerra se hace desde otros lugares. Eso es el pensamiento de muchos de los que están en el barco.

Y ahí llega un joven oficial, el Alferez Keith. Muchacho de familia acomodada que recibe el llamado de su Patria y con grandes notas y un pasado en la elite universitaria americana, está dispuesto a brindar su servicio. Pero en el fondo sabe que está para algo mejor y su primera impresión del barco es nefasta. El joven piensa que todo lo que leyó debe constatarlo en la práctica y que el resto de sus camaradas deben tener sus mismos ideales. Pero pronto percibe que algo no coincide entre ese universo teórico y el real. Hace un esfuerzo para adaptarse pero nunca posee una lealtad plena a los mandos. El primer capitán, DeVriess, le parece literalmente un desastre, pues maneja el barco con cierta displicencia. Coincide con el nuevo capitán, Queeg, al principio cuando este menciona que será estricto con el reglamento, pero pronto lo cuestiona cuando lo responsabiliza de situaciones que a su parecer son injustas. Y de manera rápida se pliega a confabular sobre la aptitud del jefe para liderar el buque. Opinando con unos meses de experiencia sobre una posición que desconoce.

El Teniente Maryk es el segundo a bordo. Profesional, con ascendencia en el resto del equipo y leal a sus jefes no duda en defender a estos ante el resto de la tripulación, cuando surgen dudas sobre sus órdenes o su capacidad. Pero tambi{en con la misma determinación, ante alguna evidencia que lo convence se transforma en el líder de la rebelión. Es un personaje sin medias tintas y absolutista en la defensa o el ataque. Y al ser un líder natural, el que maneja la relación con la gente, logra que el motín se legitime. Siempre es interesante ver la relevancia de estos segundos en la fidelidad de un equipo o en la oposición inmanejable del grupo.

El Teniente Keefer es un escritor en potencia que nadie entiende bien qué hace en un barco de guerra. Nunca posee una palabra positiva y usa el sarcasmo, esa bagatela que maquilla con una falsa inteligencia al que la genera, como medida de calificación de todo lo que lo rodea. Nadie puede decir que no posea habilidades, no positivas desde ya, pues instiga la rebelión sin siquiera salpicarse las mangas de su camisa. Se posiciona en un nivel intelectual superior y desde allí, con deducciones bastante ligeras pero decoradas con un supuesto rigor científico que no soportaría un par de preguntas, logra ir plegando a su diagnóstico a los distintos oficiales. Ya en la primer reunión con el Capitán Queeg busca todos los puntos oscuros.  Tal vez si el Capitán hubiera sido otro sería lo mismo, porque parece que lo que no soporta es su lugar, por lo que no importa mucho quién esté a la cabeza. Pero le es más sencillo ver la falencia en el otro. Y buscar la destrucción, que siempre es más sencillo que construir.

El Capitán Queeg es una brillante composición. Un jefe exigente que muestra una gran seguridad en lo que quiere. Un jefe que no reconoce sus errores. Un jefe que parece tener temor ante las situaciones de riesgo. Un jefe que duda. Un jefe que se reúne con sus segundos y les pide colaboración. Un jefe con experiencia. Un jefe que desconfía de todos. Un jefe sin carisma. Y un jefe que descarga sus tensiones con unas bolas de acero en su mano. Eso y varias cosas más es Queeg. Si bien tiene algunos extremos, muchas facetas se pueden ver en otros líderes, sobre todo si están bajo presión (y una guerra debe ser una gran presión). Pero el pecado de no lograr cercanía y comunicación con el equipo se suele pagar caro. Más aun en una crisis. Y Queeg termina pagando.

Y cómo funcionan estos personajes en conjunto. Pues no funcionan. El líder no es tal y el equipo son individuos con agendas diferentes. Unos buscando destacar, otros salir y otros tratando de hacer o correcto, sin saber bien que es lo que quiere decir tal cosa. Y en la crisis se ve la situación real. Mientras sólo son formalismos y situaciones menores son dejadas pasar. Pero cuando la vida está en juego y no se confía en la pericia del líder, es poca la duda para quitarlo del medio. Pues en el fondo nunca Queeg fue el líder del equipo. Fue un mero jefe ocupando un cargo. En una crisis nadie duda del líder si este está. No es el mejor momento para elegir liderazgos, sino el momento para seguir al que existe. Pero si no está el ideal se elige lo que mejor se le parece. Esos casilleros siempre se ocupan.




jueves, 19 de noviembre de 2015

Apollo 13

Apollo 13 (ver trailer)

Cambio - Liderazgo - Equipos humanos

Estados Unidos (1995) Dir: Ron Howard Protag: Tom Hanks, Kevin Bacon,  Ed Harris, Gary Sinise, Bill Paxton

Esta película tiene varias lecturas interesantes. La primera es qué pasa cuando algo extraordinario, como viajar a la luna, se vuelve rutinario. No se había cumplido un año de ese pequeño paso para un hombre pero un gran salto para la Humanidad, expresado por Neil Armstrong desde el Mar de la Tranquilidad, y ya la gente había perdido el interés de seguir la carrera espacial. El despegue es una noticia más y lo acontecido en el viaje es apenas una referencia en los noticiarios televisivos de trasnoche. El astronauta estaba deviniendo en piloto de nave espacial en un plazo vertiginoso. Pero si bien para el gran público el colocar tres misiones en el satélite habían convertido el viaje en algo normal, la realidad es que cada misión era jugar a los dados con el destino. Y en este caso los dados no cayeron de la cara esperada.
Si esto se produjo a principios de los setenta, el creer que los grandes cambios vinieron para quedarse y ya son parte de del paisaje o de los derechos de cada uno, cuánto más  cierto es en estos momentos donde casi no hay tiempo para sorprenderse de los avances. Ya es un derecho adquirido por todos contar con acceso a internet, no se concibe el no tener señal en un móvil o carecer de wifi (ni hablar de servicios más básicos). Y seguramente hay muchas personas trabajando para mantener ese servicio de manera invisible y silenciosa. Solamente nos percatamos de su importancia cuando faltan. Y allí exigimos nuestro derecho. Este puede ser trasladado a muchos campos.

Y qué pasa cuando ocurre lo que nadie previó. El famoso "Houston tenemos un problema" es un disparador hacia lo desconocido. Siempre se contemplan las contingencias, pero no es posible prever todo lo que puede pasar. Y en esos imprevistos salen todas las facetas, las buenas y malas. Y es una oportunidad magnífica para ver el desempeño de un equipo, el funcionamiento de los roles y el manejo del liderazgo. Si no existen los elementos anteriores será más difícil superar la situación pues la presión psicológica sólo puede superarse con la confianza en el equipo (en este caso el equipo son varios: los que están en la cabina, el centro de control y las respectivas familias). Si no confío en las personas próximas, en las que a distancia me indican el mejor camino a seguir y si no tengo la esperanza de reencontrarme con mis afectos, es posible que la desesperanza me gane en algún momento, lo que es muy peligroso en estas condiciones. El salvarse para cada uno de la cabina es un deseo compartido y compartido por el equipo a la distancia.

Un personaje algo secundario en la película es Ken Mattingly, Gary Sinise. Parte de la tripulación original, es dejado fuera a último momento por la posibilidad de haberse contagiado de sarampión. Es interesante la escena en que el jefe de la misión Jim Lovell, Tom Hanks, le comunica que no será parte. Podía haber dejado que alguien de la NASA de mayor rango le comunicara tan mala noticia, pero prefiere ser él el mensajero. Es un buen ejemplo de líder que no esquiva las responsabilidades y pone su cara en las situaciones difíciles. Ahora bien, si bien Ken deja de ser parte del equipo oficial y se va frustrado a una obligada cuarentena, de la que vuelve al no cumplirse los vaticinios médicos y apenas sabe de la crisis para ayudar. Y al ser un conocedor privilegiado del módulo es un integrante más que con el simulador ayuda a armar la estrategia de regreso. Y no es un integrante más, seguramente aporta más que el resto al estar en mejores condiciones físicas y poder conocer al resto del equipo. Contar con apoyos o reemplazos en situaciones de crisis muchas veces genera la diferencia. No es un papel secundario, es fundamental para lograr el éxito. Él se siente parte de la misión a distancia, hace todo lo que está a su alcance y ni siquiera duerme, pues sus amigos en el espacio tampoco lo pueden hacer.


Alguien digno de observar es Gene Kranz, Ed Harris. El director de vuelo está en una posición compleja. Es quien decide sobre los cursos a realizar en el equipo de tierra y en el que está en el espacio. Debe estar al tanto de todos los avances en la resolución de la crisis por cada uno de los miniequipos que improvisa en cuestión de minutos, considerando el expertise de cada uno y decidir cuando la solución tiene distintas alternativas de solución. Y además soportar las presiones políticas. Y tratar de no transmitir el pánico y dar esperanzas de tener la situación bajo control. Pensar en el estrés que esto provoca es a su vez estresante. Se requiere una personalidad especial y una cultura de equipo importante. Si esta persona no sabe delegar se desmorona. Si delega demasiado y no mantiene la coordinación del todo genera caos. Y un tema simbólico, pero no menor, es su chaleco. Antes de cada misión su esposa le confeccionaba un chaleco nuevo que el utilizaba durante todo el proceso. Y para el resto del equipo era algo como una cábala. Seguro que esto no cambió el curso de las cosas, pero a veces una pizca de pensamiento mágico puede servir para un plus de último momento. El racionalismo puro lo refutará. Pero todos sabemos que suele ser aburrido y no entender de estas cosas.

Y qué significa cambiar el objetivo de la misión. El original era llegar a la luna y completar el deseo de los astronautas. Parte importante de sus vidas fueron dedicadas a ello. Y de pronto cambia bruscamente la meta. El objetivo pasa a ser volver. Esto se suma a la frustración del objetivo perdido, con la idea que ya no estará en el futuro. Pero el riesgo es tan grande que ayuda a recomponer y juntar las pocas fuerzas para enfocarlas en lo fundamental. Aquí la función de los distintos líderes (Jim Lovell en el módulo lunar, Gene Kranz en el centro de control y la esposa de Lovell en el seno de la familia son fundamentales). Cada uno de los tres son la cohesión que el equipo necesita, el sostén para no rendirse y quien mantiene el foco en el objetivo, como cuando Lovell debe orientar el módulo lunar de manera manual para no perderse en el espacio. Es la confianza del resto del equipo en su orientación que permite mantener la esperanza en el regreso. 





sábado, 31 de octubre de 2015

The Artist (El Artista)

The Artist (ver trailer)

Cambio - Autoconocimiento

Francia (2011) Dir: Michel Hazanavicius Protag: Jean Dujardin, Bérénice Bejo





Recuerdo que siendo niño fui a ver King Kong (la de Dino De Laurentis). En esa época en los cines de barrio se daban dos películas. La que acompañaba al estreno (que se proyectaba antes) se llama "Los reyes de la risa". Era un collage de cortos mudos, en blanco y negro, de cómicos desconocidos por mi en ese momento (todo el el resto que no fueran Chaplin o El Gordo y el Flaco, para ser más preciso). Nunca escuché tantas carcajadas juntas. El efecto de esos gags básicos, golpes y tortas estrellándose en una cara, seguían produciendo el mismo efecto en el ámbito en que ejercieron su reinado, la sala de cine. Y hoy la recuerdo más que el estreno de ese día.

El cine mudo fue un arte fugaz. Apenas unas décadas para construir una identidad propia. Partiendo del documental, como fueron las primeras películas, o de la filmación de obras teatrales, como se generaron las ficciones primigenias, en pocos años experimentó y creó un lenguaje único. Y cuando se estaba consolidando es arrasado por la novedad parlante. La mezcla de una crisis económica como fue la de 1929 y el pase a retiro de artistas que no se adaptaron al cambio, más  oficios que dejaban de tener sentido, como los músicos que interpretaban mientras se proyectaba en la sala, fueron elementos que marcaron las postrimerías del género. El Artista se sitúa en este contexto, pero creo es interesante analizar a su personaje principal.



George Valentin (Jean Dujardin) es una mezcla de Valentino y Douglas Fairbanks. Es el artista amado y mimado por el público, que se encuentra en el cenit de su carrera. Y seguro de su éxito no acepta introducir ningún cambio. Quiere mantener su fórmula hasta  el infinito. Si bien tuvo las señales que le indicaron la necesidad de pasar a la nueva tecnología, él la desprecia. No puede entender que las multitudes que lo adoran puedan abandonarlo por un poco de ruido. Y se empecina en mantener su idea. Arriesga su fortuna en un proyecto mudo, seguramente de la máxima calidad, y es derrotado por una película sonora estrenada el mismo día que tiene en su elenco a una joven actriz, Peppy Miller (Bérénice Bejo) que Valentin ayudó a entrar en el medio y que se siente atraída por él. El análisis simple es pensar que Valentin se equivocó, no aceptó el cambio, no se montó en la nueva ola y sufrió un fracaso previsible que cualquier persona razonable podía prever.Pero creo puede existir otro punto de vista. Él se jugó por lo que creía. De hecho pone en juego todo lo que tenía porque se sentía seguro del camino tomado. Tal vez el subirse a una ola sin convicción sea un error más profundo. No medido en los resultados, sino en el sentir de seguir el ser interior, de jugarse por lo que se cree sin especular. Por ir detrás de un sueño.

Me parece bueno recordar a Chaplin. El se negó a ingresar al cine sonoro. Decía que su vagabundo iba a morir en el momento que hablara. Mantuvo sus creencias y además se burló del cine sonoro con la jerigonza, y genial, canción Titina en "Tiempos Modernos", usando palabras inventadas y de varios idiomas. Él sentía que no aportaba nada el sonido a su estilo de cine, y supongo estaba en lo cierto. Finalmente hizo cine sonoro, pero aun en estas películas las escenas geniales son las que sólo necesitan sus gestos y música para sus verdaderos actos de ballet cómico.



Por otra parte, podemos ver que Valentin busca en el éxito y los carteles de neón cubrir algo que falta en su interior. Su vida es del mismo material de los decorados. Vive en una casa donde su mayor relación es con el perro. Ignora a su esposa, que cada día lo detesta más. Son dos fantasmas que se ignoran habitando un mismo palacio dedicado a Valentin, con un cuadro gigante representando su figura radiante en la entrada. Y cuando todo desaparece, el éxito, su esposa y las muchedumbres que lo seguían no queda nada. Pues Valentin solamente era ego, nunca trató de construir más allá de las risas exageradas y las muecas para el proyector. Solo queda la oscuridad y el silencio de sus películas. Ni siquiera lo sigue su sombra, que lo desconoce.


Valentin comienza un "camino del héroe" en busca de su ser. Debe pasar por un largo desierto y llegar a bordear  su final. Finalmente puede llegar a permitirse dejarse  ayudar, saber disfrutar lo que hace, no por el resultado o el efecto en terceros, sino por la felicidad que genera en su ser. Aprende a compartir y no estar solo pendiente de su ego. Acepta lo que se le presenta. Vive.




Otra cosa maravillosa de la película es mostrar una historia que refleja el final de las películas mudas, de ser superadas por el cine sonoro. Y la película en sí es muda, en blanco y negro, con un formato antiguo y usando muchos del lenguaje y muecas del primer cine. Y ochenta años después de parecer superado este formato logra un éxito fabuloso con el mismo. Premios en distintos festivales, cinco Oscar (incluido mejor película). En una era digital, 3D y con colores cada día más similares a la realidad. Y a pesar de su antigüedad es reconocida. Tal vez Valentin y Chaplin no estaban tan equivocados.





                  


domingo, 18 de octubre de 2015

Thirteen Days (Trece Días)

Thirteen Days (ver trailer)

Decisiones - Liderazgo - Cambio

Estados Unidos (2000) Dir: Roger Donaldson Protag: Kevin Costner, Bruce Greenwood, Steven Culp

Este es un relato de la crisis de los misiles de octubre de 1962. Describe los 13 días de tensión vividas en la Casa Blanca desde la perspectiva de Kenny O´Donnell, Kevin Costner, asesor de JFK y amigo de éste y de su hermano Bobby. Lo crítico de la situación y el clima de estar jugando con algo que excede a los protagonistas son un buen material para reflexionar sobre cómo decidir y liderar en situaciones de crisis, de un cambio repentino de las leyes de juego. Y el estar contado desde la perspectiva de un segundo, alguien importante del equipo pero no el que toma las decisiones finales, le da otro ingrediente interesante.


Por un control, que podemos definir rutinario, detectan la existencia de instalaciones para lanzamiento de misiles nucleares soviéticos en Cuba. Los mismos estarán operativos en unos días, por lo que la Casa Blanca debe decidir que posición tomar, la diplomática o la militar. Las primeras reuniones parecen señalar que la vía armada será imposible de evitar, sólo surgen distintos matices. Aquel que plantea algo diferente para agotar la vía diplomática, es ridiculizado y visto casi como un traidor a la patria. Pero ninguno de los presentes, militares y políticos, conocía las consecuencias de una escalada nuclear. Todos eran simples teóricos y defendían una postura políticamente correcta, a pesar que en su interior los pensamientos fueran por otros lados. 

Esta situación es bueno asociarla con lo que se conoce como la Paradoja de Abilene, de Jerry Harvey. 
La historia es la siguiente. 
En una calurosa tarde, una familia se encuentra jugando cartas en la terraza. El jefe de familia cree que deberían salir -no porque él quiera, sino porque cree que a los demás les gustaría- así que propone un viaje a Abilene. Su esposa, de inmediato, responde diciendo que es una gran idea. El suegro, a pesar de que sabe que el camino es largo, piensa que mostrar desacuerdo iría contra la tendencia del grupo y acepta ir al viaje. La suegra, dadas las circunstancias, responde de inmediato: "Por supuesto, no he ido a Abilene en mucho tiempo". En efecto, el viaje es largo y caluroso, y cuando llegan a Abilene, la comida es en extremo desagradable. Cuando regresan a casa, el esposo dice, de manera mentirosa: "Fue un buen viaje, ¿no?", y la suegra responde que en realidad no quería ir, pero que aceptó porque el resto del grupo estaba emocionado. Pronto, descubren que los cuatro habían aceptado hacer el viaje por la misma razón y, en realidad, todos fueron a un viaje al que ninguno quería ir.

Este es un buen ejemplo de cómo, por seguir ideas y corrientes que asumidos como predominantes de un grupo, cada individuo puede decidir en contra de lo que piensa. Y por necesidad de pertenencia o no quedar fuera de la manada, tomar caminos que hasta pueden ser nocivos para ese grupo que supuestamente se trata de agradar.

Vale la pena observar como se modifica el esquema de toma de decisiones en el transcurso de la película. Primero se arranca con reuniones pobladas de funcionarios, para pasar luego a un esquema de reuniones más puntuales y a la creación de un grupo especial para involucrar a los sectores relevantes y sin contar con el máximo decisor, JFK, para evitar hacerlo participar de discusiones de inicio, donde pueden mezclarse historias personales, elementos subjetivos y dogmáticos.  Y recién cuando se consiguieran consensos y se contara con algunas alternativas viables permitir su ingreso para que quien posee una mirada más general pueda dar su parecer evitándole el barro. Algunos líderes suponen que el estar en primera fila y en minuto cero es sinónimo de compromiso. El gen populista que todos portamos nos inclina a ello. Pero si el líder está allí, quién está ocupando la silla del líder?. Si el líder está manejando el timón, quién ocupa la cabina de mando?. También suele suceder que las sillas vacías son ocupadas por otros, los que saben ocuparlas.  

No me interesa hablar sobre el liderazgo de JFK O Bobby, hay mucho escrito y frases célebres que se pueden  comprar en cualquier tienda de regalos de NY impresas en una remera. Creo que es más interesante enfocarse en Kenny (Kevin Costner). Ver lo interesante de este segundo. Un amigo de ambos Kennedy, asesor y confidente. Puede hacer lo que sus amigos famosos tienen vedado: estar en el anonimato, mezclarse con el hombre de a pie, dar su opinión sin riesgo de aparecer en un titular de diario. Y conoce a sus amigos y puede significar un cable a tierra para estos. Él no siente que está ante próceres. Puede hacerles recordar sus inicios, lo que decían allí y lo que realmente son sus valores.  Que importante para un líder es contar con alguien que no le tenga respeto (en realidad tiene afecto que es más importante) y sepa que puede decir cualquier cosa porque no mide las consecuencias de decir la verdad. Porque le importa el líder, no lo que el líder pueda decir de él. No busca su aprobación o asegurar su cercanía. Lo trata de proteger, a veces de sí mismo.

Por último, hay una referencia sobre la lectura de un libro por parte de JFK, best seller de ese momento, que es Los cañones de Agosto de Bárbara Tuchman. Dicen que JFK quedó impresionado con el libro. El mismo relata como fueron los acontecimientos previos a la Primer Guerra Mundial. Los políticos y militares de esa época, basándose sólo en su experiencia y conflictos bélicos anteriores tomaron decisiones que fueron escalándose hasta hacer irreversible el conflicto. Unas vez dentro del mismo descubrieron que todos sus planes fueron realizados en base a premisas erróneas pues no tuvieron en cuenta los cambios tecnológicos, cuyos efectos y alcances no conocían en realidad. Se embarcaron en una matanza brutal sólo porque sus egos superaron a su ser. JFK sintió la cercanía con la situación que vivía y que podía empujarlos a la Tercera Guerra Mundial. Dicen que le pidió a todos sus hombres que leyeran el libro, para que tengan una reflexión sobre ello. No se si la historia fue real, no  se que incidencia pudo tener el libro en evitar la guerra. Pero que bueno si fue así.



viernes, 25 de septiembre de 2015

Serpico

Serpico (ver trailer)

Liderazgo - Valores

Estados unidos (1973) Dir: Sidney Lumet  Protag: Al Pacino


Esta película, contemporánea a la historia real de la que la separan solo unos años, describe muy bien lo que se conoce como el camino del héroe. Y tiene todos sus elementos: origen humilde; esfuerzo; combate al mal; triunfo; traición. Además la película mantiene la frescura a pesar que describe hechos de cincuenta años atrás, y situaciones de injusticia y corrupción que aun persisten.

La primer escena en que Frank Serpico toma conciencia de dónde se encuentra es la de visita a la cafetería con su compañero de patrulla, ya con experiencia en la Policía. El compañero, manteniendo el hábito, saluda con cordialidad al dueño y este le ofrece algo de comer. Frank pide un plato diferente al ofrecido, ante la mala cara del dueño. Luego ve que su comida es de muy mala calidad y quiere pedir que la cambien. Su compañero lo instruye en cómo eran las cosas. Ellos recibían comida gratis y dejaban pasar algunas infracciones del dueño. Y le sugiere tomar lo que le den. Frank empieza a entender que las cosas no son como él imaginaba que serían.


Y a medida que va cambiando de dependencias sólo encuentra casos aislados de honestidad. El conjunto es un sistema corrupto donde cada policía está más interesado en el reparto de dineros mal habidos que de su trabajo principal. Y el problema para todo el resto es que Frank no acepta su parte. Esto lo transforma en un ser peligroso. Por no ser parte del negocio y por algo principal. Por ser diferente. No pueden aceptar a alguien que se comporte como en teoría debe ser un policía porque sería aceptar que ellos son lo opuesto. Frank es un espejo permanente que muestra todos sus desvíos. Todo lo que no han logrado ser. Todo lo que renunciaron por unas monedas. Por lo cuál debe ser apartado, menospreciado, eliminado de ser necesario. 


Todo esto no es gratuito para Frank. Trata de manifestar sus incomodidades a sus jefes y estos no le brindan ningún soporte. Por interés o no querer entrar en conflicto, prefieren mantener el sistema. Y a medida que avanza la historia vemos a un personaje más atormentado, estresado y solo. Sus compañeros llegan al límite de permitir que lo maten, quedando indiferentes ante su pedido de ayuda. Y eso genera el interrogante en Frank de para qué. Qué finalidad persigue si no encuentra quien lo comprenda. Qué logrará si llega a obtener lo que persigue. Vale la pena poner la vida en juego?


Y esto nos habla del tipo de líder que es Frank. No tiene seguidores ni discípulos. Tampoco hace grandes esfuerzos de armar o integrar un equipo. Creo es un líder que da testimonio con su vida, con sus obras. Y se transforma en líder contra su voluntad. Simplemente Frank quiere trabajar como debiera ser, como imaginó y como sus valores se lo señalan. Nunca imaginó que su carrera policial culminaría declarando en un comité y que obtendría su placa dorada sin poder usarla, solo como elemento decorativo. Como un premio a la trayectoria. Como compensación a sus heridas.

Cuentan que hoy día, Frank Serpico, el verdadero, lleva consigo unos viejos papeles. Se trata del Código Ético de los Agentes de la Ley que estudió en la academia de policía a finales de los años cincuenta. Entre otras cosas, dice: “Como representante de la ley, mi deber fundamental es servir a la humanidad, salvaguardar vidas y propiedades, proteger a los inocentes del engaño, a los débiles de la opresión o la intimidación, la paz de la violencia o el desorden, y respetar los derechos constitucionales de todos los hombres con libertad, igualdad y justicia. (…) Mantendré la calma y el coraje ante el peligro. (…) Nunca emplearé una fuerza o violencia innecesarias”. Y estoy seguro el creyó en esas palabras, y las puso en práctica.



jueves, 3 de septiembre de 2015

Groundhog day (El día de la marmota)

Groundhog day (ver trailer)

Cambio - Autoconocimiento

Estados Unidos (1993) Dir: Harold Ramis Protag: Bill Murray, Andie MacDowell

Esta es una película que uno puede ver muchas veces y sentir siempre la frescura de la primera vez. Con un humor que no trata de despertar carcajadas, pero que lleva a pensar. El argumento es bastante sencillo, un meteorólogo de una televisora local, Phil - Bill Murray,  viaja junto a su equipo a un pequeño pueblo de Pennsylvania, Punxsutawney, para cubrir una ceremonia local. Cada año en la misma fecha, 2 de febrero, dejan salir a una marmota, Phil como el protagonista, para predecir si el invierno será más largo o pronto vendrá la primavera, en función del comportamiento del animal. Phil, humano, va con las menores ganas posibles. El odia ir a ese pueblo, quedarse allí, hablar sobre la marmota, hacer algo que piensa está por debajo de su nivel, la gente, etc. En realidad podemos decir que odia muchas cosas. Pero el tiempo, del que curiosamente él es especialista, le juega una mala pasada y por una tormenta de nieve deben quedarse una noche más en el pueblo. Y ahí comienza la historia.

Sin explicar mucho el porqué, al sonar el despertador a las 6 AM la música de la radio es la misma que la del día anterior (las primeras estrofas de "I got you babe" de Sonny y Cher. Que poco creativos son en este pueblo, piensa. Inclusive el relato posterior es similar. Empiezan a sumarse coincidencias extrañas. Piensa que es una broma donde el resto está confabulado contra él. Más motivos para sentir su rechazo a todo lo que odia (que parece ser todo). Y qué pasa cuando la vida se vuelve así de rutinaria, donde ya se quienes aparecen y qué me van a decir. Cómo salir de esa broma macabra sin sentido. En principio vuelve a acostarse esperando que sea todo una desagradable pesadilla y que vuelvan las cosas a la normalidad.


Pero la voz de Cher vuelve a escucharse a las 6 AM anunciando que todo vuelve a comenzar. Y esto permite ver que pasa con el Cambio, mejor dicho qué pasa cuando nada cambia. Phil pasa a aprovechar la situación, consiguiendo beneficios: obtener datos de una chica para luego pasar por su ex compañero, obtener fondos sabiendo los segundos necesarios para tomar la bolsa de dinero de un camión de seguridad, comer hasta el hartazgo. Si no hay consecuencias de los hechos, los mismos pierden su dimensión moral. Y por último intentar conquistar a su compañera con la prueba y error ilimitada que le permite el eterno retorno. Pero esto no resulta porque no es verdadero, es una simple simulación de preferencias para agradar y conquistar.


Y luego viene el desmoronamiento. Cuando ya pierden interés las supuestas ventajas el protagonista intenta el suicidio. Terminar la reiteración absurda. Buscar un final a ese mal chiste. Pero tampoco funciona. Si bien el resultado es obtenido la voz de Cher por la mañana vuelve a colocar las cosas en su lugar: el mismo. Pero a medida que va pasando el tiempo, o que no va pasando, ese mundo externo tan odiado por el protagonista, tan insignificante para él, esos personajes que le molestan por su misma existencia empiezan a cambiar. La misma reiteración hace que comience a percibir otros ángulos, otras miradas sobre la misma realidad.


Y comienza a encontrar un sentido a su situación. Acepta y disfruta lo que tiene. Pasa de una inconformidad racional a una conformidad irracional (o a la inversa, depende tu punto de vista). Él creía ser merecedor de muchas cosas. Tal vez fuera así, tal vez eran expectativas más allá de sus posibilidades. Pero eso le impedía disfrutar del presente, no podía ver lo positivo en el paisaje. Todo estaba cubierto por una oscura niebla de pesimismo. Y no parece sólo ficción. Si pensamos que el presente es sólo el trampolín para un futuro ideal, perdemos el presente. Y muy probable no alcancemos, en parte por ello, el futuro deseado. Empieza a ver lo positivo de su situación, lo que puede aprender, lo que puede ayudar. Comienza a ver las personas detrás de esos personajes que lo rodean. Ya no son simples extras sino cada uno tiene una historia, y el empieza a formar parte de ella.  


Transcribo esta opinión de Eckhart Tolle, escritor alemán sobre temas espirituales, que me parecen interesantes:"...Y es que yo diría, básicamente, que todo aquel que está completamente identificado con su mente condicionada, está viviendo en su propio “día de la marmota” porque, aunque no lo hace literalmente, la mente condicionada tiende a repetir las situaciones que vive, y si estamos totalmente identificados con ella, lo que incluye patrones de reacción (la forma en que reaccionamos ante las mismas situaciones) tenderemos a repetir situaciones de vida similares a causa de estas reacciones; y por supuesto ello incluye también el repetir casi idénticamente, situaciones de pareja o sentimentales. Seguramente alguno de vosotros os hayáis percatado ya de ello, que solemos a veces atraer al mismo tipo de personas y luego nos preguntamos: “¿Qué diablos pasa? ¿Cómo puede ser posible que atraiga siempre al mismo tipo de gente?”…es extraño, pero así ocurre, porque básicamente, casi todo el mundo tiene su propio “día de la marmota” en la cabeza hasta el momento en el que toma consciencia de ello y puede entonces trascenderlo, liberarse de él. " (ver video)

Al final nos queda solo una duda. Cuántos días vivió Bill el día de la marmota. Alguien se tomó el trabajo y llegó a computar 33 años y 358 días. Se tomó su tiempo!! (ver página)






sábado, 1 de agosto de 2015

Glengarry Glen Ross (Éxito a cualquier precio)

Glengarry Glen Ross (ver trailer)

Equipos Humanos - Comunicación -  Valores

Estados Unidos (1992) Dir: James Foley Protag: Al Pacino, Jack Lemmon, Ed Harris, Alec Baldwin, Alan Arkin, Kevin Spacey

Te pido mires unos segundos los actores de esta película. Es un verdadero dream team. Además con la posibilidad de tener en el banco a Jonathan Pryce. Pocas películas pueden darse estos lujos. Y con escasos escenarios. El grueso de las acciones transcurre en una oficina desangelada, y en un restaurante chino frente a la misma. En buena parte hay una lluvia copiosa que dificulta el salir de estas madrigueras. La historia es simple. Una oficina de venta de propiedades, con pocas ventas, recibe a alguien de la casa matriz para "motivarlos". La motivación también es simple: se les da unos días para que vendan, el que más vende recibirá un auto, el segundo un juego de cuchillos y el tercero será despedido. Vamos a analizar los personajes.

Blake (Alec Baldwin) tiene una de las más famosas escenas del cine (ver video). Este personaje está sólo unos minutos al comienzo, pero deja firme una de las tramas de la película. El ya mencionado "motivador" no tiene problemas de mostrar su superioridad y desprecio hacia el resto en cada segundo. Ni un gesto de cercanía. Es un maltrato continuo hacia un equipo golpeado. Y lo que propone este individuo es una guerra entre ellos para asegurar la supervivencia del más apto, darwinismo puro y duro. El único valor que reconoce es el del dinero.  El ABC Always Be Closing (Siempre estar cerrando) es absoluto, sin interesar cómo. No importan las situaciones personales ni la trayectoria. Su mensaje es claro y sin debates. Dejando frases e imágenes icónicas en sus minutos de pantalla. No dejando tomar café a un despreocupado Levene (Jack Lemmon), señalando que el café es para los que cierran ventas. O marcando la diferencia de vehículos con los que llegaron allí a Moss (Ed Harris) o la diferencia salarial entre ellos, para dejar claro quién de los dos es el ganador. Y cierra mostrando el listado de nuevas tarjetas de potenciales clientes atado con un listón dorado, aclarando que serán sólo para los que vendan. Con lo que descarta facilitarles alguna ayuda. Es una escena dura y podemos pensar estereotipada. Pero no es extraño ver estos comportamientos. Y no sólo en empresas comerciales. Cambiemos la meta por cualquier otra y es perfectamente aplicable. Podemos pensar si Blake hace una actuación, cumpliendo un papel para movilizar a estos empleados. Pero me parece que lamentablemente es genuino, él cree en lo que dice y hace. Es un buen ejercicio pensar cuál sería la mejor forma de motivar a este equipo. Tal vez viendo el resto de las personas nos surja alguna idea.

Shelley "The Machine" Levene (Jack Lemmon) es alguien que está de vuelta. Además preocupado por su hija que da a entender por sus llamados telefónicos que está internada y no tiene fondos para mantenerla. Está desesperado, sin recursos y dispuesto a todo por solucionar sus problemas familiares. Algo que llama la atención es que ninguno de sus compañeros parece conocer su situación ni él hace ningún atisbo de contarla. Como un animal herido, trata de ocultarse para no mostrar debilidad ante el resto de las fieras. Si bien se queja, no deja de intentar por el camino que fuera, aun sabiendo la dificultad de los clientes que le asignan. Y sin importar que atajo tomar para lograr el objetivo. Ni siquiera se plantea un dilema si debe ofrecer dinero por pistas nuevas o si lo que vende es un buen producto. No duda en inventarse cargos, viajes o inexistentes secretarias para brindar una imagen de alguien poderoso. Por lo que menciona es alguien que fue exitoso, o que piensa que fue exitoso, y ya no lo es. Y le cuesta aceptarlo y cambiar. Sigue pensando que su fórmula está intacta y repite ante los clientes sus viejos cuentos sin lograr convencer. 

Ricky Roma (Al Pacino) es el vendedor estrella del momento. Dueño de un estilo particular, envuelve a sus víctimas (clientes) con su brillante lengua (ver video). No escatima tiempo para adentrarse en sus problemas y filosofar acerca de la vida, para finalizar con una sugerencia casi mínima, sin ponerle demasiada exigencia, como si fuera un pequeño secreto que estoy dispuesto a compartir, ahora que somos amigos. Y lograr así la venta. Está centrado en su ego y no parece importarles el resto del equipo. Casi los trata como extraños. Sólo muestra simpatía y cierto respeto, tal vez fingido, hacia Levene. Tal vez vea en él un espejo que adelanta. Tal vez el se sienta un Levene en potencia, disfrutando de su época dorada y de sus cuentos, cuando todavía son nuevos (curiosidad: en 2012 se repone la obra en Broadway y Al Pacino hace el papel de Levene). Roma es el único que no está en la charla de Blake. Tampoco lo reclaman pues es el que vende. Si hubiera estado creo que se habría sentado en primera fila, aplaudiendo y dando letra a Blake (en la medida que este no lo maltrate).

John Williamson (Kevin Spacey) es el administrador de la oficina. Pero casi nos damos cuenta por la oficina que ocupa. Nadie le reconoce ningún liderazgo. Es un simple intermediario entre los vendedores y Mitch and Murray (la casa matriz). Siempre en una actitud  distante y desinteresada sobre el resto del equipo. Ante la propuesta de algo ilegal se niega, sólo hasta conseguir el precio deseado. Siente que tiene una serie de enemigos en la oficina para mantener a raya. Si están ellos u otros le es indiferente. Es un claro ejemplo de alguien que tiene autoridad pero no liderazgo. Tiene un puesto, y nada más.

Dave Moss (Ed Harris) y George Aaronow (Alan Arkin) son dos personas desmotivadas, sin confianza en ellos mismos, sin la mínima fidelidad hacia su oficina y equipo y dispuestos a llegar al robo (para luego huir a Argentina como menciona Moss). Moss quiere ser sólo el cerebro del robo, no correr el riesgo de realizarlo. Después de la motivadora charla de Blake ya se siente despedido, pues no piensa entrar en la competencia, y planea el robo. Racionalizando el mismo, casi es tomar un justo retiro que sabe le será negado. Aaronow es una persona que sólo manifiesta su rencor y dudas. No está de acuerdo con el crimen no por un tema moral, sino por las consecuencias que sabe no puede sobrellevar por la culpa que le provoca.

Algunos temas adicionales. En los textos menciono siempre la palabra equipo, pero no se ve un equipo aquí. Son personas aisladas sin un líder. Sólo comparten un ámbito físico que carece de elementos que identifiquen a sus ocupantes. Alguna foto familiar tal vez, pero no más. Tenemos también el tema de los valores del conjunto. De los personajes ya lo mencionamos y no quedan mucha duda sobre una carencia total de valores. No conocemos los de sus dueños, Mitch and Murray, pero podemos inferir algunas cosas. Ellos seleccionaron estos perfiles de personas y los mantienen hace años (ninguno parece recién llegado). La persona que envían para reorientar la situación, Blake, habla bastante de ellos: no importan las personas, el objetivo no es lo más importante: es lo único, no importa el cómo se logra. Por lo tanto esta oficina es un fiel reflejo de la matriz, sólo más ineficiente. Por último es ver la poca importancia que tienen los clientes para ellos. Son sólo kilos de carne que compran lo que vendo y generan mi comisión. No solo no importa timarlos, es parte del trabajo. No importa venderles nuevamente, pues considerando las tretas que se usan es imposible mantenerlo en el tiempo. Última acotación, la palabra f**k y sus derivados se usa 138 veces en la película. Y la palabra s**t otras 50. Algo querrán decir...

Espero te haya parecido interesante. Si ves la película y quieres agregar tus comentarios, son bienvenidos. Jordi LKZ 







domingo, 26 de julio de 2015

Invictus

Invictus (ver trailer)

Liderazgo - Comunicación - Manejo de equipos - Motivación

Estados Unidos (2009) Dir: Clint Eastwood Protag: Morgan Freeman, Matt Damon


Que en una película se encuentren un buen guión y un relato de una parte de la historia es una bendición. Y que las personas que hacen la película estén motivadas a realizarla por fines mayores a los artísticos o comerciales es grandioso, porque se refleja en la pantalla. Morgan Freeman hacía años quería hacer de Mandela (y Mandela quería que lo represente Morgan Freeman). Qué suerte tenemos que este proyecto pudo ser realizado, y con la mano de Clint Eastwood detrás de cámara.

La película no es una biografía de Mandela, sino relata los primeros momentos de la presidencia de Mandela en Sudáfrica y, principalmente, la Copa Mundial de Rugby de 1995 realizada en Sudáfrica, y que Mandela utilizó con mucha habilidad para fines por encima de los deportivos. Este país que venía del Apartheid, el cual culturalmente seguía, tenía por primera vez un presidente negro. Una persona que pasó treinta años encarcelado por el régimen anterior. Dicen que las primeras impresiones, positivas o negativas, son fundamentales en un grupo. Es un gran ejemplo la escena en que Mandela llega al palacio presidencial y ve a los empleados preparándose para su egreso, ya que suponen que serán despedidos por ser blancos. Como primer medida Mandela se reune con ellos y de forma franca les aclara que no deben temer y que él necesita y desea de su ayuda. Y también dejando la puerta abierta si alguien no se sentía cómodo con la nueva administración (ver video). Si analizamos por la importancia de los problemas que tendría al llegar a esa posición nos resulta difícil pensar que el hecho que los funcionarios administrativos se fueran estuviera entre los más importantes. Pero muchas veces es importante dar señales, aunque sean pequeñas. Mandela podría haber enviado a un segundo a dar ese mensaje, pero decidió ser él quien se dirigiera a las personas con las que debía convivir durante varios años. Y también es importante destacar las formas que usa: humildad (se presenta para que lo conozcan); respeto (trata a las personas como pares, no se siente una celebridad) y franqueza (no se esfuerza en ser agradable, habla de los miedos que percibe en ellos y dice lo que el siente).


Otra escena para analizar es en la que el capitán del equipo de rugby sudafricano (los Springboks) Francois Pienaar, interpretado por Matt Damon, es invitado por Mandela a tomar  el  té  en  el  palacio    presidencial (ver video). Y en esa pequeña charla tenemos una clase de liderazgo. Mandela le pregunta cómo hace para motivar al equipo. Pienaar le responde con el ejemplo. Pero Mandela le insiste y trata de ver cómo hace para inspirar al equipo, para obtener cosas por encima de las posibilidades que la gente percibe. Y cuenta su experiencia con el poema Invictus que le ayudó a sobrellevar los años de prisión y evitar caer en la depresión. Y más importante aun es ver la estrategia de Mandela. Él necesitaba contar con un equipo motivado y decidido a ganar para mostrar que brindando su apoyo a los Springboks (símbolo de los blancos) dejaba claro que no quería revancha y quería dejar atrás el pasado y mirar hacia adelante. Pero su figura no tenía gravitación en el resto del equipo. Salvo por un caso eran todos blancos y seguramente no le tenían el mayor de los aprecios. El necesitaba alguien que pudiera traducir su mensaje y su objetivo a esos hombres. Y esa persona era Pienaar. Mandela sabía que su figura, experiencia o palabras no podían perforar la coraza de esos muchachos con códigos, lenguaje y costumbres muy diferentes. Y tuvo la suficiente sabiduría para aceptarlo y buscar quién pudiera hacerlo.
Y también envía el equipo a hacer pequeñas clínicas de rugby con los niños de los barrios pobres (y en dichos barrios). No sale a dar un discurso para convencer a su gente que acepten al equipo. Hace que el equipo se acerque, se integre al resto de la sociedad para el que eran algo lejano. Y también venciendo las resistencias de los integrantes del equipo para los que era una pérdida de un tiempo valioso para entrenar y enfocarse en el campeonato. Y Pienaar no les pide que lo hagan por Mandela, sino que lo hagan por él. Y con esto logra también que el equipo conozca un pedazo de la sociedad que había observado detrás de una cerca.


La escena en que Mandela se presenta ante el comité de deportes que está intentando cambiar el nombre de los Springboks y sus colores es otra buena muestra de liderazgo. Mandela se presenta ante los suyos, que habían tomado una decisión unánime, y argumentando los motivos para mantener el equipo de rugby histórico, solicita con autoridad una prueba de confianza. Seguramente la mayoría no lo entendió a pesar de sus argumentos. Era un Moisés en la playa del mar Rojo pidiendo preparar una bienvenida a los egipcios. No se entendía el gesto cuando se estaba muy cerca de conseguir Justicia. Pero Mandela estaba viendo el paisaje desde más alto y tenía otra perspectiva. Hubiera sido más sencillo apoyar lo que habían hecho y conseguir los aplausos de ocasión. Pero el sabía que estaba para algo más, no para ganar una elección o mantenerse en el poder. 


Una historia menor dentro de la película, pero que representa en pequeño lo que sucede en la sociedad es la guardia de seguridad. Mandela pone a alguien de su confianza, pero le suma un grupo de agentes blancos para que se integren al grupo. Estos habían sido la fuerza de choque del régimen anterior, por lo cual los de color no confían y los miran con desprecio. El hecho de tener que trabajar juntos y aceptarse logra que se transformen en un solo equipo. En ellos se ve la transformación que Mandela opera a nivel mayor en la sociedad. Van compartiendo códigos y costumbres. Y logran al final sentirse parte de lo mismo y superan el pasado.


Luego de muchos esfuerzos los Springboks llegan a la final y encuentran una muralla a atravesar: los All Blacks. Y otra muralla no menor para atravesar: su haka. Y ahí Mandela cambia su estrategia. En esta oportunidad si es necesaria una celebridad. Y esa celebridad se presenta y vestido con los colores de los Springboks. Nadie puede decir el efecto que produjo y su incidencia en el resultado, pero el tener una figura de tal tamaño brindando el saludo con los colores de mi oponente en algo debe incidir. Casi tanto como el haka. Como en el caso de la presentación con los funcionarios, son símbolos. La gravitación que tendrán los mismos no son mensurables, pero su existencia es fundamental.


Y la última reflexión que me genera la historia es qué pasaba si se perdía la final. En principio seguro no tendríamos Invictus. Tendríamos películas sobre Mandela, seguro, pero no para recordar un segundo puesto. Pero creo que todo el esfuerzo hubiera servido igual. Partidos son partidos y nadie asegura la victoria (menos frente a los temibles All Blacks). Pero el camino recorrido hubieran transformado igual a esas personas, teniendo una perspectiva diferente y pudiendo aceptar las coincidencias para dirigirse a un futuro común.

Como cierre, les dejo la poesía que da origen al título de la película (ver video)




Espero te haya parecido interesante. Si ves la película y quieres agregar tus comentarios, son bienvenidos. Jordi LKZ